Enredarme para aprender

Ninfa Pérez


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Diseñar, engancharse, aprender. Parte 1

Y como lo prometido es deuda, comparto hasta dónde van mis hallazgos de estudio respecto a mis temas de interés, cuyos concretos tuvieron algunos reenfoques a partir del diálogo con los compañeros del CAR.

Mi pregunta inicial era “¿Cómo ayudar a los participantes [de los procesos formativos en los que colaboro] a engancharse en procesos de aprendizaje más enredados?” misma que a partir del diálogo con el Car finalmente se transformó a “¿Cómo diseñar una propuesta o proceso que permita a los participantes identificar qué les conecta o engancha al momento de aprender (en red)?” y dejo entre paréntesis el “en red” ya que la mayoría de autores que consulté hablan en general del aprendizaje, y quizá hará falta una siguiente vuelta con más especificidades relativas a la red.

Para abordar esta pregunta, elegí una serie de términos a indagar como emociones, curiosidad, asombro, atención, metacognición y brecha cognitiva. Mi interés era comprender a grandes rasgos la influencia de estos elementos en el aprendizaje de las personas. A continuación les comparto lo que encontré en esta exploración.

Las emociones, el motor primero

Quizá el hallazgo más importante que tuve en esta exploración es respecto de las emociones y su papel tan importante para el aprendizaje.

La palabra emoción viene del latín emotio – onis  que significa el impulso que introduce a la acción (Rodríguez, 2016), es decir, el origen de esta palabra nos indica movimiento, interacción con el mundo. Para Francisco Mora (2013) las emociones son como una puerta que abre el conocimiento, es una energía codificada en la actividad de los circuitos cerebrales que nos mantiene vivos, y sin la cual estaríamos apagados, deprimidos.

Podría decirse entonces que el ser humano aprende en movimiento, experimentando, aprende con todo el cuerpo y a través de todos los sentidos. Resulta primordial promoverlo dentro de los procesos educativos de cualquier índole: las personas aprendemos haciendo.

Las emociones encienden, mantienen y cargan de afecto la percepción, la curiosidad, dirigen la atención, el deseo de exploración del mundo que nos rodea, de las cosas nuevas:

“Son la base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje y memoria. Hoy se sabe que el binomio emoción-cognición (procesos mentales) es un binomio indisoluble…Los conceptos que crea el cerebro (abstractos) siempre van impregnados de emoción, nada se puede llegar a conocer más que aquello que se ama, que nos dice algo.” (Mora, 2013)

El placer y la fruición (pasión) se convierten en elementos primordiales para el aprendizaje, nos disponen a escuchar, a observar, abren nuestros sentidos a las experiencias, dinamizan el conocimiento. Al respecto Flores (2010) comparte:

“Cuando asumimos la vida con placer y hacemos del aprendizaje una experiencia gozosa, lo que parece imposible nos desafía con la sutileza de la perplejidad, de las posibilidades que ofrece lo desconocido.
Se aprende con placer y se aprende con pasión. Placer y pasión son consustanciales a la vida, la pasión desborda los límites, ilumina imposibles, genera fuerza y energía para hacer realidad los sueños. El placer de aprender induce a entregarse a la creatividad con cada aliento, con la dulzura que da saberse viva o vivo, con la pasión que reclama cada día, porque el placer incita a recrearse en la experiencia universal de existir…. Aprender es celebrar la vida… Aprender es vivir, vivir es aprender, la vida es la esencia misma de la complejidad, es placer. Entonces, trazar rumbos que incorporen el placer de aprender en la acción educativa, contribuye en la construcción de una nueva etapa en la evolución social, en el tejido del paradigma emergente.”

¿Cómo crear espacios y experiencias que permitan florecer las emociones de quien aprende? ¿Cómo ayudarlos a ir descubriendo aquello que les genera placer y pasión en el proceso? Hay algunas pistas en lo antes expuesto, el reto sigue vigente.

Curiosidad y asombro, el placer de aprender

La curiosidad es una capacidad humana que permite reconocer en un entorno lo que es distinto, lo que sobresale. Es un deseo que  nos lleva a conocer cosas nuevas. Cuando sucede algo fuera de lo esperado, nuestro cerebro responde poniendo atención a ello. La curiosidad y la atención por tanto están íntimamente ligadas.

Mora (2013) desde las neurociencias afirma que “nadie puede aprender nada, menos de forma abstracta, a menos que le motive, le diga algo, que posea un significado que encienda su curiosidad”. También comparte que hay dos tipos de curiosidad: la que surge cuando algo sobresale del entorno (perceptual diversificada) y la que se satisface a través del aprendizaje o búsqueda del conocimiento (epistémico-específica). Esta segunda tiene como base cerebral el placer, y comparte los mismos circuitos neuronales que los placeres biológicos.

Para mi pregunta de exploración este segundo tipo de curiosidad puede dar pistas sobre cómo ayudar a los participantes de los procesos formativos en los que colaboro a engancharse con el proceso de aprendizaje.

Por otra parte, el juego que es una combinación de placer y curiosidad se convierte en un arma muy potente para el aprendizaje. Ligado con lo dicho anteriormente sobre las emociones y la acción, el juego pone al sujeto en situación de actuar, de moverse… constituye una situación propicia para aprender.

En palabras de Palma (s/a) “El juego permite disfrutar y explorar nuevas rutas de conocimiento, provee formas para explorar la realidad y estrategias diferentes para vivir en ella, es voluntario e implica participación activa, favorece el descubrir, imaginar, pensar en alternativas.“  Dado lo anterior ¡vamos apostándole más al juego!

La exploración también puede ser una herramienta poderosa para incentivar la curiosidad de las personas, ya que es una necesidad innata del ser humano, quien gusta de probar activamente, observar, establecer pequeñas (o grandes hipótesis) sobre el mundo que le rodea, someterla a experimentación y llegar a una conclusión (Medina, 2011).

Ahora bien, dando un paso más en la indagación me encontré con el tema del asombro. L´ecuyer (2014) afirma que el asombro puede tener un alcance mayor que el de la curiosidad ya representa un deseo por conocer no solo lo conocido, sino lo desconocido también. Es caer en la cuenta de que una cosa “es” cuando podría “no ser”, consiste en nunca dar nada por supuesto, esto convierte la vida en algo genuinamente personal. En el ámbito educativo esto se traduce en un entorno que respeta el ritmo de cada persona, y que va más allá de la explicación racional y mecánica de las cosas, que deja espacio al misterio, al silencio y la contemplación.

Atención y memoria, importancia de los sentidos.

Para este apartado revisé al autor John Medina (2011) quien comparte hallazgos de las neurociencias respecto de cómo funciona la atención y la memoria en los seres humanos.

Referente a la atención, Medina comparte que las personas en general no prestamos atención a las cosas aburridas. La atención es un proceso necesario para el aprendizaje, ya que nos permite fijar detalles y codificar la información. Algo interesante es que con frecuencia, lo que te llama la atención se encuentra profundamente influido por los recuerdos, es decir, se relaciona con la memoria. Así mismo, los sucesos que despiertan nuestras emociones tienden a recordarse mejor y mucho más tiempo que los que son neutros.

Sobre la memoria, el autor refiere que el cerebro humano aprende por repetición, incluso los ciclos de sueño nos ayudan a fijar la información ya que mientras dormimos, las neuronas repasan una y otra vez los caminos y conexiones creados a partir de lo que acabamos de aprender. El contexto donde aprendemos algo por primera vez (lugar, hora, iluminación, personas con las que estábamos, olores, etc.) también tiene una gran influencia. En tanto podamos recordar o recrear dicho contexto, vendrán a nuestra mente muchos más detalles de lo aprendido.

Se ha encontrado también que las repeticiones espaciadas en el tiempo tienen un mayor efecto para fijar la información que las repeticiones concentradas. Esto quiere decir, si tú recuerdas o repites 3 días después algo que aprendiste, luego de nuevo a la semana, a las dos semanas, es más probable que se quede fijo en tu memoria, a diferencia de repetirlo muchas veces por un único lapso.

Se ha comprobado por algunos estudios que aprendemos mejor si utilizamos varios sentidos a la vez. Por ejemplo, si compartes una presentación a tus estudiantes, es mucho más probable que recuerden detalles y datos específicos si utilizas simultáneamente (en lugar de sucesivamente) palabras e imágenes que guardan relación. Así mismo, aprenden mejor si las imágenes y palabras también se encuentran cerca una de la otra (espacialmente). Finalmente, aprenden mejor de una animación con narración, que de una animación con texto solamente. Cuantos más sentidos involucremos al mismo tiempo, aprendemos más y mejor.

Finalmente aunque el olfato ha resultado ser un sentido con altísimo potencial para recuperar memorias específicas, la vista sigue siendo nuestro sentido dominante al ocupar casi la mitad de nuestros recursos cerebrales. Aprendemos y recordamos mejor por medio de imágenes que de palabras escritas y habladas.

Continúa en Parte 2…


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Diseñar, engancharse, aprender. Parte 2

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La metacognición

La metacognición según la Wikipedia “se presenta como el pensamiento estratégico para utilizar y regular la propia actividad de aprendizaje y habituarse a reflexionar sobre el propio conocimiento”

En otras palabras es vivir de manera consciente el aprendizaje de tal forma que el sujeto se da cuenta que algo nuevo está articulándose a su experiencia anterior, le invita a replanteársela y lo sitúa de una manera distinta a partir de ahí (Matus, 2003) Se puede decir que es un estado reflexivo que nos permite ver incluso las situaciones más cotidianas como oportunidades de aprendizaje.

Por su parte Muria (1994) la define como “una tendencia general o predisposición para analizar, tanto las tareas como las respuestas y reflexionar sobre las consecuencias de las respuestas.”

Osses (2008) completa el panorama haciendo una distinción entre el conocimiento metacognitivo y el control metacognitivo. El primero tiene que ver con “saber qué”, es un conocimiento de tipo declarativo. El segundo tiene que ver con el proceso, con “saber cómo” y se relaciona con el aprendizaje autorregulado. Ambos están relacionados entre sí y son importantes para el aprendizaje.

Teniendo esto en cuenta, la metacognición resulta una habilidad importante en los procesos formativos debido a sus aportes para “aprender a aprender”, avanzar a la autonomía y autorregulación. Todas habilidades importantes en la sociedad del conocimiento y el aprendizaje.

Será importante tener en cuenta este elemento al momento de diseñar o rediseñar las propuestas formativas pertinentes.

Brecha cognitiva, más allá de la brecha digital

Finalmente, hay un elemento que se encuentra más relacionado con la cultura digital propiamente y es la brecha cognitiva.

Durante mucho tiempo autores alrededor del mundo han planteado la brecha digital como un fenómeno que influye directamente en la apropiación de las tecnologías en la vida cotidiana y profesional de los seres humanos, teniendo en cuenta elementos como el acceso inequitativo a las tecnologías, la información y el conocimiento, las clases socioeconómicas divididas y por tanto con distintas posibilidades de adquirir o utilizar estas herramientas, entre otros.

Ahora sin embargo, se habla de otro tipo de brecha que más allá del acceso restringido al conocimiento, y tiene que ver con tener acceso real a la información, saber qué hacer con ella y tener la capacidad de convertirla en conocimiento, que a su vez se pueda traducir en beneficios tangibles (Tello, 2008)

En palabras de Grisales (2011)

La brecha cognitiva en términos generales, hace referencia a las diferencias en la capacidad de asimilar y utilizar las TICs de forma eficaz, debido a los distintos niveles de alfabetización y capacidad tecnológica… son las clases menos favorecidas las que menor cantidad de información reciben, y no porque ésta no esté a su alcance, sino, porque muestran menor destreza receptiva, y mayor dificultad de comprensión, circunstancias que, en consecuencia, generan una auto-privación informativa lo que hace realmente desalentador el tema de la brecha cognitiva es el hecho que las desigualdades de clase en la recepción de la información acentúan las posiciones de poder, en la medida que la privación de conocimiento incrementa la incertidumbre y la inseguridad, y en esta medida la brecha tiende a crecer, de modo que a medida que crecen las posibilidades de obtener información y conocimiento, la probabilidad de que aumente la diferencia de conocimiento es mayor.

Es pues una cuestión de apropiación más que de acceso. Si bien en nuestro contexto institucional específico este tipo de brecha no surge necesariamente de las diferencias socioeconómicas, sí se vive en muchos casos un cierto alejamiento/resistencia al uso tecnológico, una especia de “auto-privación” informativa como dice Grisales, por parte de algunos participantes. Y ahí me surge la pregunta, ¿cómo podemos atenuar la brecha cognitiva en nuestros procesos formativos, de tal forma que se amplíe la zona de desarrollo próximo de quienes participan? Si el factor socioeconómico no es el primordial causante de este tipo de brecha en nuestro contexto específico, ¿cuáles otros factores influyen? ¿cómo podemos identificarlos? ¿atenderlos?

Cierre parcial… continuará

A partir de esta exploración encontré muchos elementos interesantes sobre cómo aprendemos, algunas características biológicas que nos disponen o no al aprendizaje, habilidades y tips a tener en cuenta durante el diseño de situaciones de aprendizaje en red o no.

Creo que a partir de aquí toca continuar la exploración de estrategias mucho más concretas para aterrizar esta información, revisar de manera más consistente las prácticas previas y experimentar en situaciones reales algunos nuevos modos “informados”. Así mismo, echarme un clavado a otros temas que quedan en el tintero como la sociedad del aprendizaje, ambientes de aprendizaje en un contexto red, entre otros. El reto continúa, pero me emociona =)

Referencias:

  • Flores, L.E. (2010) “El placer de aprender” en Revista Electrónica Educare, Vol. XIV No. Extraordinario, pp.41-47. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/1941/194115343004.pdf
  • Grisales, N. (julio-diciembre, 2011) “La brecha cognitiva: Una realidad educativa que va más allá de la brecha digital entre las instituciones urbanas y rurales de Manizales” En Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (Colombia), vol. 7, núm. 2, pp.37-56. Recuperado de:
    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=134125454004
  • L´ecuyer, C. (2014) La educación en el asombro: un enfoque nuevo (o no tan nuevo) en el aprendizaje. Recuperado de: http://www.monpetitgava.org/wp-content/uploads/traduccion_wonder_-approach.pdf
  • Matus, B. (2003) “El gozo y el asombro de aprender: los procesos metacognitivos como vivencias que acercan a la utopía”. En Polis Revista de la Universidad Bolivariana, vol.2 6. Recuperado de: https://polis.revues.org/6447
  • Medina, J. (2011).Exprime tus neuronas. 12 reglas básicas para ejercitar la mente. Barcelona: Gestión 2000, Grupo Planeta.   [Título en inglés: Brain Rules]
  • Mora, F. (2013) Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. Madrid: Alianza.
  • Osses, S. & Jaramillo, S. (2008) “Metacognición: un camino para aprender a aprender”. En Estudios Pedagógicos XXXIV, No.1, pp.187-197. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=173514135011
  • Palma, A.M. (s/a). “Intervención educativa: Curiosidad, posibilidad para aprender por descubrimiento en el J. N. LIC. Benito Juárez, San Cristóbal Huichochitán” En X Congreso Nacional de Investigación Educativa. Recuperado de: http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v10/pdf/carteles/1393-F.pdf


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Sobre autonomía, motivación y emociones

Estas últimas semanas he estado reflexionando sobre la ya muy famosa autonomía así como posibles maneras de hacerla presente en diversos procesos de aprendizaje.

Me doy cuenta que no es algo tan sencillo, la autonomía tiene su buen tramo de complejidad en tanto que se hace evidente a partir de cada sujeto… como sabemos hablar de subjetividades es ya complejo en sí mismo. Pero quiero comenzar a explorar con mayor detalle y profundidad a quienes lo han estudiado y ya compartiré mis hallazgos en este espacio.

Pegado a la autonomía comenzaré a explorar el tema de la motivación… supongo que se encuentran estrechamente ligadas. Tengo interés en descifrar lo que puede hacerse desde el ámbito de la formación formal para facilitar estas cuestiones que me parecen clave al hablar de aprendizaje en red.

Por lo pronto desde las neurociencias, encontré un dato (que puede resultar obvio pero solemos ignorar) respecto de las emociones y su función para el aprendizaje. Francisco Mora (2013) en su libro «Neuroeducación» menciona que las emociones son como un motor que enciende y mantiene la curiosidad,  la atención y con ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo.

Dice que «son la base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje y memoria. Hoy se sabe que el binomio emoción-cognición (procesos mentales) es un binomio indisoluble.» en tanto que los conceptos que se crean de manera abstracta en el cerebro siempre van impregnados de emoción.

Me pareció sumamente interesante y me cuestiona… ¿cómo trasladar eso a los espacios formativos? ¿cómo identificar y atender las distintas emociones que experimentan los participantes a lo largo de sus procesos de aprendizaje?

Saludos,

 

– Mora, F. (2013) Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. Madrid: Alianza.


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¿En qué vamos?

A partir de las lecturas y sesión reciente sobre nuestras prácticas, encuentro que hemos avanzado como equipo en cuestión al menos de discurso, utilizamos un lenguaje mucho más compartido y si bien los aterrizajes en la práctica son diversos (por la naturaleza de nuestro trabajo cotidiano) considero que el enfoque va siendo más afín.networking-454883_960_720

Hasta ahora puedo recuperar algunas ideas sobre las que considero sabemos ahora, obviamente hemos avanzado mucho más que esto, pero rescato un par:

  • Tejer red se beneficia del uso de herramientas digitales porque facilita la interacción entre nodos localizados en cualquier parte, pero no se limita a ello, las prácticas deben ser disruptivas de fondo (con todo lo que implique)
  • AIDA es simplemente un acercamiento a ciertos atributos que definen una manera de estar en red. Los cuales están sujetos hasta ahora, a lo que cada uno interpreta sobre lo dicho por los “grandes referentes”. Quizá conviene dialogarlos con mayor detalle.
  • No es nuevo, pero el hecho de vivir en carne propia la experiencia red puede ser un punto clave para entender y motivarse a continuar explorando sus posibilidades. En ese sentido tener un proyecto personal/profesional (o ambos) ayuda a dar sentido.
  • Las estrategias y modos en que cada uno de nosotros aterriza “ser red” en su práctica son diversas, ¿conviene tener algunas comunes? ¿cuáles?
  • La realidad no es secuencial, el aprendizaje tampoco debería serlo. Eso implica reflexionar continuamente sobre cómo aprendemos y cómo aprendemos hoy, en este contexto.

Quiero recuperar también algunas preguntas que me surgen ahora, así como un par que me planteaba al final de la última sesión:

¿Cómo inventamos espacios acordes a ese “aprender en el nuevo contexto”?

¿Cuáles momentos o acciones específicas generan aprendizaje al momento de enredarnos?

¿Es pensable hacer un acercamiento grupal de cómo interpretamos los atributos de AIDA?

¿Cómo se acompaña (o no) un proceso de enredamiento/aprendizaje en red de tal forma que impulse realmente el interés de seguir por su cuenta? ¿Hay niveles dependiendo el dominio de quienes participan?

¿Cómo puedo facilitar la transición del paradigma de “el profe” a un proceso mucho más autónomo, des o multicentralizado?

¿Cómo puedo ayudar a crear vínculos iniciales entre nodos que se encuentran separados? ¿es algo que me toca modelar/ apoyar en el proceso de formación?

Saludos,

Ninfa


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¿Red multicentrada?

Durante los días de fiesta y vacación que acaban de pasar, leí un libro que si bien no tiene nada que ver con el aprendizaje en red, me hizo caer en cuenta de un detalle al que nos hemos referido en el pasado como equipo con respecto a la descentralización de los procesos de aprendizaje como algo deseable. Ese texto en particular me hizo ver que las redes más que descentralizadas son en realidad un tejido multicentralizado, es decir, donde inevitablemente el centro es cada uno de los actores que en ella se encuentran. Esa perspectiva subjetiva es la que le da sentido de unidad ya que solo desde los propios ojos, la red se vuelve algo real, palpable. Sería poco sensato dejarlo de lado por argumentar una (idealista) homogeneidad de poder, que creo, en el fondo es lo que se defiende por ciertas posturas en el tema… si no eres el centro, no tienes más poder que otros, al menos de entrada.

Esta diferenciación podría parecer insignificante u ociosa, pero desde mi punto de vista, cualquier proceso de aprendizaje debería ser una experiencia profundamente transformadora para el sujeto, transformadora en su “ser humano”, en el reconocimiento de qué persona quiere ser para qué mundo que quiera crear. Quitarle ese poder incluso desde la expresión “descentralizado”, considero debilita el vínculo con el propio ser, lo neutraliza en lugar de potencializar su acción.

¿Cómo ayudar a reconocer el vínculo entre el sujeto y el todo (la red)? ¿Cómo transparentar la -no siempre evidente- interrelación que tienen, lo que hace uno impacta al todo?

Ninfa


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¿Y eso cómo?

Ayer tuvimos una sesión interesante sobre una especialidad que estamos maquilando en el Centro. Para mí el mayor reto es pensar más allá de lo común, es decir, visualizar un proceso de aprendizaje que resulte atractivo por su potencial, flexibilidad, que sea diferente, disruptivo.

Me surge la pregunta ¿cómo sería una propuesta así, congruente con la cultura red? Tenemos ya un camino recorrido, pistas, experimentos, recuperaciones, pero ¿cuál es el siguiente paso? ¿qué características o claves podría tener una propuesta de este tipo? Y ¿cómo la empatamos con las condiciones institucionales? ¿cómo se me antojaría a mí aprender algo así?

Recuerdo que en una conferencia, Stephen Downes contó el proceso por el cual crearon el primer MOOC y lo refería como el equivalente a la manera en que un adulto aprende en su día a día: “Preguntando a otro lo que no sé…”  la red nos brinda un sinfín de posibilidades para ese “preguntar”, miles de conexiones potenciales con quienes trabajan temas de nuestro interés, que tienen preguntas similares y probablemente algún esbozo de respuestas, pero sobre todo, con quienes podemos continuar construyendo, aprendiendo.

Eso se me antojaría a mí, plantear un proceso que posibilite a cada quién construir sus propias redes para aprender, que diseñe en el camino “a quién le quiere preguntar”, un camino que facilite e impulse las conexiones, el diálogo, la estructura propia más que una estructura igual para todos, pues cada quién aprende distinto. La gran pregunta… ¿y eso cómo? ¿alguna idea? Hasta aquí por hoy, sigue la reflexión.


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200 palabras diarias

Esta frase es la que utilizó Miguel B. para convocarnos a escribir, a plasmar nuestras reflexiones cotidianamente sobre lo que hacemos en el contexto de aprender en red.

La cuestión que está de fondo creo, tiene que ver con la coherencia de nuestras acciones, no podemos dar lo que no tenemos… de igual forma no podemos poner ante otros lo que no hacemos.

Me parece una propuesta muy valiosa, en tanto que nos obliga a ser conscientes de nosotros mismos, no es necesario que esas 200 palabras expresen ideas terminadas, firmadas con sangre, simplemente es un ejercicio para desempolvar la mente, para ayudarnos a ordenar, reflexionar, observarnos en el día a día. Algo que deberíamos poder hacer todos en cualquier ámbito de nuestra vida.

Creo que voy a comenzar por retomar mi PLE, repensar y mover, completar, quitar, poner… es momento de poner en práctica, aventarnos y vivir lo que proponemos. Lo pego con algunas reflexiones que he tenido en otros espacios, ¿cuál es mi peso como persona, como profesionista, como académica? Es decir ¿a qué le doy valor, hacia dónde me lleva la balanza personal y por lo tanto profesional?  ¿a dónde quiero ir en la vida y lo que hago cómo apunta hacia allá? Es necesario formarnos como humanos, discernir, reflexionar, solo entonces podremos crear un subyecto digno de nosotros mismos, fiel a nuestros deseos y aversiones, un subyecto que nos ayude a construirnos y a crear el mundo en el que queremos vivir.


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¿Y qué es eso de aprender en red?

Hace unos días tuvimos una sesión de equipo en el CAR donde dialogábamos sobre el aprendizaje en red. Comparto en esta entrada algunas de las ideas que me resonaron, a modo de reflexión abierta, que sigue. Si bien lo que escribo es ya una mezcla de las ideas de todos, incluyendo mi propia interpretación y los aportes de algunos autores del tema.

Ahora bien, en un intento por definirlo con algunos de mis compañeros (muy simplista quizá), el concepto comienza a delinearse para mí de la siguiente manera:

Aprender en red es conectarnos con otros para construir conocimiento en un entorno incierto y dinámico que está mediado en gran parte por lo digital. Este conectarnos implica partir de nuestra propia persona, de nuestra identidad y motivaciones, haciéndolos visibles a otros… haciéndonos presentes de tal forma que la interacción y el flujo cobren vida.

Algunos supuestos que subyacen esta definición son:

  • Estar en red tiene que ver con flujos y conexiones, pero no cualquier conexión sino con aquéllas que nos hagan sentido y produzcan “algo”.
  • Estar en red también implica, como han mencionado ya autores como S. Downes algunas claves como la autonomía, diversidad, apertura, interacción… que van tomando más sentido conforme profundizamos en ellas.
  • La autonomía específicamente tiene que ver con abrir posibilidades, con tener la opción de elegir… en esa elección yo ejerzo mi autogobernabilidad.
  • El proceso tiene que ver con crear algo nuevo a partir de lo que otros saben, de lo que yo sé. Esto implica que el conocimiento está distribuido y no depende de una sola persona.
  • Tiene que ver con hacerme presente, en lo abierto y en lo público… de todos y para todos. La mayor riqueza radica en poder interactuar, crear con otros.
  • Los espacios en red y en la red conforman un entorno vivo y suelen ser inciertos, abundantes, se encuentran en movimiento y los flujos son como la sangre del organismo… sin esos flujos la vida se va debilitando, desaparece.
  • En el camino de experimentar tu habitar la red, te abres, te transformas. Tienes un encuentro contigo mismo al trazar tu propia ruta.
  • El aprendizaje puede no ser lineal pero sí se vuelve continuo, con diversos espacios y momentos.
  • El espacio mismo se convierte un nuevo lugar para ser, para hacer, para observar y también para crear.

Hasta aquí por el momento… continuará la búsqueda por profundizar, seguir redefiniendo y transformando las ideas planteadas aquí.

Saludos,


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El estilo TRAL

Veo algunas cosas sobre la manera en que está diseñado TRAL. En primera instancia, hay una temática de fondo definida (tejer redes de aprendizaje en línea), así como propuestas de cosas por realizar, orientadas a ese objetivo. Veo que el lenguaje utilizado es muy “amigable” por decirlo de alguna forma, aunque también, presenta cierta formalidad.

La tónica va más en sentido de invitarte a realizar tal o cual acción y nunca encontrarás una nota que diga: “si no lo haces de cierta manera o máximo para tal día, tendrás cero y reprobarás el taller”. En ese sentido me parece muy clara la concepción de persona y de aprendizaje que se encuentra en el fondo, así como el mensaje de autonomía (tú aprendes hasta donde quieres, y en el momento que tú lo desees) la evaluación se maneja con una rúbrica autoaplicada (cuyos estándares planteados para el nivel más alto me parece que sí te ponen altas expectativas, lo cual es bueno) pero nadie te va a decir si lo estás haciendo “bien o mal”

En cuanto a la tónica de acompañamiento, se basa más en interacciones libres, dejarse provocar, sorprender por los aportes de los participantes, lanzar preguntas, ayudar en la profundización de una idea o propuesta, más que corregir o retroalimentar lo que has dicho…

La voz de cada quién está totalmente presente en los blogs… sin ella a estas alturas,  me parece que el taller no tendría sentido, ya que veo la importancia de involucrarse como parte activa de la red, de producir, de compartir lo propio como dice Gaby, y esto como elemento clave para el aprendizaje en red.

Veo que se favorece y se invita a la interacción, a dar vida a las conexiones por medio de lo que llaman “tejer la red”, referir lo que dicen los otros, resaltarlo de alguna manera, hacerlo visible en la red internet de alguna manera, como twitter, por la comunidad, Facebook, etc. y casi siempre se comienza con un video inspirador, que habla de liderazgo, de influencia, creatividad, movimientos, cambios, decisiones. Algo que al menos a mí, me hace ponerme en cachucha activa. Así mismo, nos invitan a explorar herramientas, como medios que nos pueden facilitar estar y aprender en red, en la red.

Le veo muchas ventajas a este estilo de diseño de TRAL, por ejemplo, tener un proceso claro de por dónde va la cosa, dosificado en cierto tiempo aunque flexible, poniéndote en rol protagónico de tu propio proceso donde avanzas cuando, como y con quien desees… el proceso libre que se fomenta. Es un poco como subirte a una moto y conducir a donde quieras =D aunque cuidando de mantenerte en la carretera.Bikers view

Quizá alguna desventaja es que dura mucho jeje (9 semanas) pero creo que teniendo en cuenta la temática, están bien aprovechadas. Y como menciona Gustavo Huerta (https://ghuertablog.wordpress.com/2014/06/08/una-mirada-atras-a-partir-del-nivel-6-tral/), en algunas sesiones sincrónicas, no todos los micrófonos se escuchan claro.

En general contenta con el proceso y los retos con los que nos enfrenta este proceso.

Saludos,

Ninfa